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DARLA Y LAS CRIATURAS DE LA TIERRA (Cuento Corto)

Cuento corto fantástico en un futuro apocalíptico, Darla es la heroína de esta corta aventura, donde encuentra el camino de la verdad y la conexión del ser humano con la madre tierra.

El ser humano succionó la vida del planeta hasta dejarlo exhausto. La Tierra, herida y devastada despertó a las criaturas que dormían en sus entrañas. Las ciudades cayeron y la humanidad se fragmentó en clanes dispersos. Solo unas pocas tecnologías sobrevivieron.

Darla había crecido en un poblado lejano, ajeno a la peor devastación. Para ella, los verdaderos monstruos no eran las bestias que surcaban el cielo, sino los humanos que habían saqueado al mundo. Se crió en la crudeza de un planeta salvaje, dominando tanto armas ancestrales como artefactos tecnológicos. Podía desarmar una carabina láser en segundos o clavar una flecha en el corazón de un animal a más de cien metros. Su padre la llamaba con orgullo “Valkiria”, y aunque muchos jóvenes defendían el clan, ninguno igualaba su ferocidad calculadora.

Un atardecer, mientras el sol teñía el horizonte de rojo, una presencia invisible la llamó. No era una voz, sino un impulso arraigado en sus huesos. Sin dudarlo, empacó provisiones y partió sin explicaciones. Tras dos días de travesía, una energía la guió hasta una cueva cuyas paredes estaban talladas con figuras de humanos, bestias y criaturas desconocidas. Era un mapa del mundo en toda su magnitud.

Al adentrarse, la oscuridad la envolvió, hasta que algas luminosas y cristales brillantes marcaron su camino. La caverna no tenía bifurcaciones, pero cada paso sentía que se acercaba a una verdad ancestral. Finalmente, llegó a una cúpula gigantesca donde todos los elementos del planeta convergían: el agua, el fuego, el aire, la tierra, los animales, los humanos… y las criaturas.

Los símbolos en las paredes, al principio indescifrables, cobraron sentido ante sus ojos. Cada pregunta en su mente encontraba respuesta en los jeroglíficos. No era magia, sino una conexión pura con la conciencia del planeta. Por un instante, sintió el latido de los océanos, el roce de las placas tectónicas, el susurro del viento en los bosques. Voló en la espalda de un águila, se hundió en las raíces de los árboles y emergió en el aleteo de una mariposa.

El mensaje fue claro. Y así, Darla se convirtió en la primera humana en cabalgar un dragón. No era una guerrera, ni una cazadora. Era algo más: una hija de la Madre Tierra.

Durante siglos, su nombre simbolizó la unión entre la humanidad y el planeta.

Hasta que el ser humano volvió a perder la memoria … y el ciclo comenzó de nuevo.

Imágenes creadas con Inteligencia Artificial